Con tambores y faldas típicas, Bombazo Dance Company ha traído un pedacito de Puerto Rico, particularmente de Ponce, a Hunts Point a través de un programa gratis en The Point CDC. El grupo ofrece clases de bomba para niños y adultos interesados en aprender sobre el género de danza y música afro-boricua.
The Point CDC es un centro comunitario en Hunts Point que ha estado brindando servicios en el área durante 25 años. Bombazo, fundado en 2005, se mudó a The Point para ensayos y clases remotas por el espacio durante la pandemia. Ahora, la fundadora del grupo, Milteri Tucker Concepción, ofrece clases presenciales para estudiantes con mascarillas y distanciados socialmente.
El origen de esta danza y música afroboricua se remonta unos 400 años atrás y desciende de personas esclavizadas de África Occidental traídos al Caribe. Concepción explicó que las personas esclavizadas que trabajaban en las plantaciones, generalmente en la punta sur de la isla, usaban la danza como expresión de resistencia y libertad.
“Esta cultura que estaba sucediendo dentro de la comunidad negra es algo que vino de los negros y los criollos para sobrevivir y para poder estar conectados de nuevo a la isla”, ella dijo. “Y de alguna manera, por eso lo llamamos la resistencia, porque es una resistencia cultural comunitaria”.
Por muchos años en Puerto Rico, la bomba fue un baile de resistencia contra la esclavitud. Sin embargo, recientemente esta danza se ha usado como un grito de resistencia y así como una manifestación de protesta en la isla ante diversas problemáticas políticas y sociales como la violencia de género en Puerto Rico. Por mucho tiempo, el género fue prohibido por el gobierno, como explica la profesora y autora puertorriqueña Mayra Santos-Febres.
“En el 1797 declararon la bomba ilegal en Cayey y en otras partes de Puerto Rico porque, según los amos de hacienda, invitaban al cimarronaje, a la quema de cañaverales y a la rebelión antirracista y liberadora de los yugos esclavistas”, dijo Santos-Febres en un reciente post en Facebook.
Concepción ha notado los cambios del uso de la bomba durante la historia de Puerto Rico.
“Cuando era niña, los toques de bomba solamente se veía en las fiestas patronales. Ahora, con todos los cambios en pro de la justicia social que estamos viendo, se usa la bomba como una aceptación de nuestra negritud: que somos orgullosos de ser descendientes de africanos y orgulloso de como eso no hace sentir”, ella dijo.
“Algunos dicen que es una resistencia cultural, pero para mí es una liberación cultural. Cuando se tocan esos ritmos, el cuerpo se mueve del alma y se siente bien”, explicó Concepción al manifestar que, si pudiese, quisiera ir atrás en el tiempo y conocer de primera mano a esos que originaron la bomba y ser testigo de sus emociones al hacerlo.
Concepción es originaria de Ponce, una de las zonas costeras en la isla que se consideran cunas de la bomba. “Ponce tiene mucha historia”, dijo Concepción. “Era uno de los pueblos que tenía una comunidad afrodescendiente. Allí se conservan estas tradiciones”.
Cuando ella llegó a Nueva York para sus estudios, Concepción dice que encontró una ‘sed’ en la diáspora puertorriqueña del Bronx de reconectarse con su herencia.
“Cuando comencé con mi empresa, quería que la comunidad supiera realmente quién soy y mi trabajo”, dijo. “Vi que había una necesidad en el Bronx de estas clases. Cuando comencé, no había una persona o un grupo que realmente le estuviera dando esto a la comunidad”.
Una característica única del género de la bomba son los tambores tradicionales puertorriqueños que se tocan mientras los bailadores participan en el batey, una palabra taína que se refiere a una plaza o patio trasero que se usa para cantar y bailar.
Oreste Abrantes es el instructor de percusión y el tocador de bomba principal de Bombazo Dance Company. Para él, la mejor parte de tocar los tambores es que los bailadores del batey controlen la música.
“Mi parte favorita de tocar los tambores, especialmente en la bomba, es que es muy libre. Tienes la oportunidad de relajarte y divertirte. En este caso, no tengo control. Acentúo lo que está haciendo la bailadora. En este caso, el tocador de bomba responde al ritmo del bailador”, dijo Abrantes.
Para Abrantes, la bomba tiene profundas raíces en la tradición que permite tanto a los tocadores como a los bailadores crear sus propios ritmos.
“Parte de la bomba es comprender la cultura y el lenguaje. Cuando comienzas a tomar estas clases, hay una gran historia que viene con la coreografía y el ritmo. La bomba tiene una base de tradición, pero también te permite crear dentro de esa tradición”, dice Abrantes.
Los estudiantes y sus familias vienen todos los sábados para aprender a bailar bomba y a tocar los tambores.
Concepción comenzó con clases para adultos, pero a medida que creció el interés, agregó una clase para niños y una clase de tambores para satisfacer las necesidades de la comunidad. “Queríamos construir sobre lo que tienen y continuamos construyéndonos y al programa que comenzó primero con clases para adultos”.
Eva Nicole Martínez es alumna de la clase de niños. Ella estudia en la clase de Concepción todos los sábados. Con su falda típica ella aprende sobre el baile, los ritmos de los tambores y maracas, y el lenguaje en que se usa en el batey.
Su parte favorita de la clase de bomba es celebrar su cultura y sus antepasados.
“Me alegra mucho poder aprender más sobre la isla de mi mamá y mi papá”, dijo Eva.
Luz Evelyn Rivera y José Martínez, padres de Eva, dicen que las clases los ayudan a enseñarle a su hija sobre su cultura.
“Yo nací en Nueva York, pero mis padres siempre me enseñaron la importancia de mantener mi cultura y mis raíces. Es importante para nosotros enseñar a nuestra hija de dónde viene”, dijo Rivera.
“Para mí es importante preservar nuestra cultura y la de nuestros ancestros. Es una emoción muy linda ver a mi hija desenvolverse en nuestra cultura. Me enorgullece verla bailando nuestra cultura”, dijo Martínez.
Bombazo Dance Company ofrece clases en The Point CDC todos los sábados durante ocho semanas de 10 a.m hasta las 1 p.m.