MANHATTAN —

Carmen Paulino regresó a East Harlem porque extrañaba el arte y la cultura, y al observar cómo cambió su barrio desde los años ochenta, decidió́ crear bombas de hilo (yarn bombs en inglés) y repartirlas por el vecindario para fortalecer a la comunidad y contribuir al crecimiento social de la zona urbana.

Bombardeo de hilo—o yarn bombing—se refiere al arte urbano de cubrir objetos o decorar espacios públicos con tejidos de hilo. Paulino ha estado activamente “bombardeando” El Barrio desde el 2019.

Nacida en 1984, y criada entre Harlem y Queens, esta hija de padres puertorriqueños atesora su infancia vivida entre Harlem y la tierra de sus padres. Durante su infancia, pasaba los veranos con su abuela en Puerto Rico. La niña observaba a su abuela tejer. “¿Quieres aprender?”, le preguntó su abuela un día, mientras el hilo se amarraba según el patrón dirigido por sus dedos, recuerda Paulino.

De adulta, Paulino comenzó a dar talleres de arte en un centro de ancianos en East Harlem, pero se enfocó en ofrecer proyectos de pintura y manualidades. Ella no es de salir de su casa sin un rollo de hilo y aguja; y una tarde después del taller, una residente del centro la detuvo cuando vio la aguja que sobresalía de su bolso.

“Ella me preguntó por qué nunca daba talleres de tejer en el hogar y en realidad era porque no había dado clases anteriormente,” cuenta la tallerista.

Paulino acabó presentando una clase de tejido con ganchillo o croché en el residencial y el proyecto final fue un corazón a base de cuadritos elaborados por cada estudiante. Su primera exhibición de yarn bomb fue en 2019; ella y sus estudiantes de otro taller comunitario formaron cinco corazones con el mismo estilo.

Una bandera de Puerto Rico tejida por Carmen Paulino adorna una malla en El Barrio.

Las cosas han cambiado

La artista urbana dice que el East Harlem actual no es el mismo barrio de los años 70 y 80.

“Me acuerdo cuando los Brownstones [de Harlem] estaban llenos de basura, y ahora los han limpiado y están construyendo edificios para ofrecer vivienda asequible”, dijo.

En los años 70, los barrios de Brownstones de Harlem eran zonas de alta criminalidad y la infraestructura urbana se dejó perder. En los 80, la ciudad de Nueva York retomó los edificios y los vendió a quienes estuvieran dispuestos a restaurarlos, según explica un artículo del National Public Radio (NPR).

Paulino, la artista que entiende que el cambio con balance es importante, ahora se siente segura caminando sola por las calles del vecindario, en comparación a cuando era niña. La criminalidad en Harlem Central bajó un 76% entre 1990 y 2020.

La artista describe a la comunidad de East Harlem como predominantemente hispana, pero también celebra la creciente diversidad cultural del barrio.

Y es que la población hispana en El Barrio bajó de un 52.8% a un 43% entre el 2000 y 2019, mientras que el porcentaje de residentes asiáticos, afroamericanos y blancos aumentó al 55.1 por ciento, según un estudio publicado por el NYU Furman Center.

También cambió el ciclo de la pobreza que permeó dentro de la comunidad durante muchos años, según Paulino. Ahora, los vecinos aprovechan los recursos públicos que antes no estaban disponibles, como el almacén comunitario de comida y ropa, y programas extracurriculares. La artista se inclina hacia ese tipo de cambio y participa de las actividades que buscan unir a los residentes y reforzar la identidad del barrio.

Los colores en la carpa de Paulino durante el Open Streets: Pleasant Avenue que se celebró en octubre en East Harlem.

Una de esas actividades es el Open Streets: Pleasant Avenue. Cuando regresó el evento, el primer sábado de octubre, Carmen estaba allí con su propia carpa para tejer. La mesa estaba cubierta de rollos de hilo, como un arcoiris de líneas finas y gruesas. Todas las personas que pasaban al frente paraban para admirar los colores y las texturas.

Una muchacha se aproximó a la mesa para ofrecer almuerzo: platos de fajitas de pollo y arroz con habichuelas.

“Eso que ella dijo es gratis, es para la comunidad. Eso no existía cuando yo era pequeña […] yo quería ser parte de eso!”, cuenta Paulino.

La artista actualmente colabora con el programa comunitario Uptown Grand Central, un grupo de personas que ayudan a la comunidad.

“Ellos hacen el ‘Swap and Stop’, el “Free Crochet”, el “Free Market”, regalan comida y envuelven a la gente de la comunidad. Para mí, eso es algo que busco,” dijo.

Sus obras cuelgan en las verjas, arropan los troncos de los árboles o están pegadas a la pared, y no pasan desapercibidas. Algunos vecinos como Eliana (pidió que no se mencionara su apellido) ahora reconocen el trabajo realizado de Paulino.

Los tejidos de Paulino son elaborados con la técnica del croché.

Por la pandemia, caminaba más a menudo por el vecindario y me fijé en estas piezas hechas de hilo y no sabía quién era esta persona misteriosa, hasta que un día Carmen puso su Instagram”, dijo Eliana.

Ahora, Eliana asiste a Carmen en sus proyectos comunitarios, porque ella reconoce la dedicación de la artista en cada tejido.

“Ella tiene tanta alegría en su trabajo […] quiere inspirar a la gente, traer alegría […] y creo que realmente se refleja en cada proyecto realizado,” comentó Eliana.